Irene Khan, Secretaria General de Amnistía Internacional y delegadas y delegados de las Secciones de América Latina
Voluntarios y voluntarias de Amnistía Internacional
A mis amigos voluntarios y voluntarias de AI
Viví y sentí "una Amnistía" en la RCI 2007
Manuel Herrera Loayza
Del 6 al 18 de agosto, en Cocoyoc, México, tuve la enorme satisfacción de participar por segunda ocasión como voluntario en la XXVIII Reunión del Consejo Internacional 2007 de Amnistía Internacional. Los voluntarios y voluntarias de esta RCI disfrutamos al máximo esta maravillosa experiencia de encuentro intercultural, diálogo horizontal, amistad, trabajo compartido, cooperación, reconocimiento, empatía, respeto, cariño, humor, baile y fiesta.
Todos valoramos haber estado allí, in situ, porque vivimos y sentimos “Una Amnistía”, en nuestros equipos de trabajo y en el conjunto de todos los voluntarios; lo mismo aconteció en los espacios formales e informales de la propia RCI. Nos fue muy fácil identificarnos y empatar el uno con el otro, reconocernos unas a otras, e integrarnos unas a otros. Fue maravilloso encontrar de nuevo a personas tan sensibles, apasionadas y comprometidas con las que me identifiqué automática y plenamente. Nos sabíamos diferentes y a la vez tan entregados a una misma causa: proteger los derechos humanos de toda persona en el mundo.
Vivimos y sentimos con orgullo nuestro movimiento. Desde mi propia vivencia, lo que más destaco de esta linda experiencia es haber tenido la oportunidad de conocer y reconocer la dimensión internacional de Amnistía y su importancia global, regional y local. Y digo ello porque, en ocasiones, quizás, los problemas internos de una sección pueden no permitirnos mirar más allá y corremos el riesgo de que “lo doméstico” amenace con agotar nuestra imaginación, nuestra confianza, nuestro compromiso y nuestro activismo. De allí que vivir y sentir “Una Amnistía” durante la RCI hizo y hace que como miembro voluntario y activista yo me enamore cada vez más de AI y renueve con fuerza mi apuesta y compromiso con los derechos humanos de toda persona, desde y con Amnistía Internacional.
Tras la RCI de 2005, escribí algo que hoy reafirmo: “¡Qué bueno que existimos y de tantas procedencias! Muchas cosas me sorprendieron gratamente [en la RCI], entre ellas: la calidad humana de la gente, la importancia de ser voluntario/a, las mesas de trabajo, las discusiones, las maneras de tomar decisiones, la predisposición al diálogo y al consenso, revalorar la trascendencia de todos los idiomas en la lucha por los derechos humanos, y respirar respeto por todos lados”.
Debo confesar que estaría encantado de volver una y otra vez como voluntario a una RCI, o, quién sabe, poder hacerlo alguna vez como delegado, para vivir y sentir el ejercicio del consenso y de la democracia también en sus espacios de toma de decisiones. De hecho, en mis tiempos de descanso disfruté mucho estar presente y observar las plenarias en “Hacienda” y los grupos de trabajo en “Morelos” y “Actos”. Igualmente me alegró ver a amigos y amigas que en 2005 fueron voluntarios y esta vez fueron como delegados de su sección. También es gratificante saber que algunos de ellos y ellas hoy forman parte del comité directivo o de otras instancias propias de su sección. Ello es bastante alentador, sobre todo porque son amigos y amigas jóvenes y también diversos.
Por último, gracias a las RCI de 2005 y 2007, es muy bonito para mí saber no sólo que en muchos lugares del mundo trabajamos por los derechos humanos, sino que en varios de esos países hoy tengo amigos y amigas, activistas de AI como yo, a quienes conozco sus rostros, sus gestos, sus miradas y sus sonrisas. Con ellas y ellos conviví, compartí y dialogué desde el lenguaje universal de los derechos humanos, y aprendí a sentir sus corazones, preocupaciones y esperanzas, como “Una Amnistía” que ya somos y siempre seremos.
Manuel Herrera Loayza. Periodista. Voluntario y activista de Amnistía Internacional-Sección Mexicana: coordinador del Grupo 44 LGBT y del Equipo de la Campaña Global por los DESC.
